jueves, 26 de abril de 2012

Si vas a por ello...

Dada la rápida forma en la que transcurren los acontecimientos en este trepidante túnel por el que viajo llamado "vida", hoy no hablaré de mis vivencias, sino de una reflexión de esas tantas miles que flotan en nuestras cabezas en el ascensor con nuestra coqueta vecina desconocida o frente a nuestro profe con cara de rankosaurio devorador en un examen oral. Su nombre se llama "duda" y su alimento el "tiempo".

Muchas veces sometidos a la presión del ambiente, por juramento personal o porque nos va la vida en ello tenemos que tomar una decisión. El problema reside en que tal toma de acción acarrea inevitablemente unas consecuencias más o menos trascendentales (no es lo mismo la decisión de coger las llaves para abrir la puerta de tu casa, que la de tomarse un baño en un río de pirañas) y habitualmente requieren de un periodo de reflexión.

Para tomar cartas en el asunto no podemos poner en "pause" la conversación o paralizar las llamas de nuestro cuarto porque en la vida real todo es dinámico y fluido. En esos momentos nuestra mente racional puede poner en marcha multitud de complejos sinápticos que llegados en exceso nos bloquerían completamente debido a un contraste equilibrado de fuerzas entre el deseo y el miedo. En otras palabras nos asalta el mayor amigo de la desesperación: la duda. Esta se hace más resistente en nuestro cerebro a medida que pasan los segundos porque damos más tiempo a que la lógica nos muestre posibles vetanitas de fracaso como consecuencia de la decisión, incitando a que el miedo se asome por una de ellas con los dientes afilados.

Por esa razón conviene aprovecharse de esa balanza deseo-miedo para que juegue a nuestro favor. Antes de coger una katana y prepararnos para una exhibición en la que sabemos que haremos un duelo con el maestro Chikanitafua el Tó poderoso, nuestro deseo que opera a un nivel instintivo comenzará con alta energía y no nos importará salir a dar sablazos a diestro y siniestro. Sin embargo; a medida que cuestionamos nuestras capacidades de combate y nuestro entrenamiento, y empezamos a hacernos películas de las distintas formas de morir cercenado por un fallo técnico, entonces nuestras ganas, esa energía del querer desciende en favor de un miedo que nos obliga a retroceder.

La clave está en no esperar más de tres segundos para decantarse por una alternativa y en crear la costumbre de confiar en nuestra aptitud para gestionar las diferentes situaciones de conflicto. Entonces nuestros deseos se impodrán sobre nuestros miedos siempre latentes. Porque no tratemos de engañarnos, todos tenemos miedo.. y sé que 50 años de ejercicio como abogado en un tribunal no harán que deje de sudar las manos antes de tomar la palabra en defensa de un reo.. pero lo asumo y cada vez que salgo ahí afuera jugándome el pellejo y mi reputación trato de salir de ese estado inicial de incomodidad. ¿Cómo?..anteponiendo ante todo mis deseos.

 La realidad es que no hay solución para evitar al 100 % los posibles desastres de una infructuosa charla con tu pareja y tampoco se pueden obviar los obstáculos de una apuesta impulsivamente considerada; pero, a partir de ahí la vida sigue su curso, puede que a partir de entonces tengas que modificar la forma que adopten tus sueños cambiando de trabajo o buscando el calor afectivo de nueva compañia. Muy bien, se hace y ya está, la luna no ha cambiado de posición saliendose de su órbita y estoy seguro de que uno se conoce más por vivir experiencias de toda clase.

 Este es sin duda uno de mis descubrimientos que más me ha abierto los ojos y ha colmado de energía y vitalidad mi cuerpo haciendome sentir vivo. Aquí os dejo una pieza regalo para que os inspire durante este finde semana (que está saliendo más fiestero de lo que pensaba...):





"Si vas a por ello... puedes equivocarte, puede costarte el coche, un par de dientes, tu próximo ascenso, puede que haga frio, puede que te hagas daño, puede que pierdas la cabeza, las formas, la legalidad, puede suponer el ridículo, el desprecio, o la soledad... ...pero si vives como tu quieres, hasta las últimas consecuencias, quizá... y solo quizá... ¡Llegues a ser quien eres!"

domingo, 15 de abril de 2012

¿Soy capaz de...?

No hay frase más dañina en el mundo que un "No soy capaz de.." en boca de alguien que respeta sus sueños tanto como su propia realidad. Al fin y al cabo la libertad de imaginar no deja de ser una creación de nuestro cerebro. Y como toda obra de arte, existe (aunque todavía sólo opere en su mente).

Una no puede presentarse a un club de teatro, quebrando su cabecita con ideas autodestructivas de degradación hacia su persona o limitadoras de sus capacidades. Dejar que nuestra vocecita saboteadora de sueños se alimente de comentarios de personas que no tienen criterios para juzgar. No se puede consentir que a uno le arrebaten sus proyectos porque su mejor amiga no sea capaz de hacerlo.

Tenemos que saber que vivimos en un mundo en el que se premia a la mediocreidad y la mente científica, en el se han hecho perezosos muchos sentidos con fines sociales y otros purificadores de nuestro espíritu. Pero por suerte nuestra mente también se rodea de esperanzas e ideas brillantes que penden de un hilo y que con mucha convicción pueden ser salvadas y materializadas en nuestro día a día.

Esto no quiere decir que no aceptemos consejos y que conectemos nuestro cuerpo a una máquina para volar a la dimensión de Matrix. Es más importante saber a quien escuchar, conocer las situaciones por las que ha tenido que pasar nuestro interlocutor para llegar a sugerirnos su proposición que envolvernos en una marea de chismes que más que ayudar nos aturden y nos ciegan. Se trata de conocerla en relación con su grado de autoridad sobre esa materia.

Chicos y chicas, atreveros a soñar y a perseguir lo que queréis sin otro temor que el de abandonaros al mundo como un barco a la deriva. No os levanteis con el piloto automático, indagad y curiosear más allá de lo inimaginable.

El escenario de la vida ya está montado y ahora toca.. ¡actuar!

jueves, 5 de abril de 2012

Vive la vida.

¡Presente!

¿Seguro?.. no creas. Puede que hayan pasado lista en una clase hecha a prueba de siestas, pero también es probable que hayas sucumbido a los encantos de algún/a belleza y que estes pensando en cómo vais a pasar las próximas dos semanas de vacaciones en un hotel de Cuba cerca de la playa. (el plan promete..)

¿El problema?.. que no estás centrado en el aquí y en el ahora. Tu cabeza con suerte todavía se sostiene balanceándose ligeramente hacia alguno de tus hombros y una sonrisa de hechizado se ha dibujado en tu rostro. "¡Espabila!"-te gritará la profe.. "Qué mono estás cuando te sumerges en tus pensamientos"- te susurrará tu compañera..

En todo ese tiempo de vacilación mental habrás perdido un montón de información valiosísima; desde la fragancia que se huele en cualquier rincón universitario (¿caribeña-tabaquera?)hasta las señales inocentes con pañuelos de papel que te envía Paquita desde el otro edificio. Lejos de mostrar mi lado mas gyppie, esta reflexión guarda relación con uno de los slogans que más eco hace en mi cerebro cada vez que cierro un tocho de 700 hojas de derecho y salgo a mi balcón para ver la energía del mundo:

"Vive la vida".

Estas tres palabras son más demoledoras que ver a Chuck Norris enfrentarse a Bil Laden con una cuchilla de afeitar. Separadas son diamantes sin pulir, pero juntas forman un cóctel bastante concentrado. Al vivir; nuestro corazón late y el cerebro se activa en diferentes puntos de su masa encefálica, ordenando su despacho de recuerdos, metas y construcciones mentales.

Sin embargo; al vivir la vida, focalizamos todos nuestros sentidos en el escenario que nos envuelve. Nuestros ojos parpadean más rápido para recibir cientos y cientos de estímulos en forma de carpetas que archivar. Liberamos al PC de ese porcentaje usado en nuestra CPU para fantasear sobre la vida mientras cruzamos un paso de cebra.

Quizás el cambio de acera, la banda de criajos cruzando en manada semáforos en rojo y la abuelita cargada de bolsas de la compra por encargo de su hijita la "fiestera" no nos merezca el apoyo de nuestros sentidos. Sin embargo; cuando las fortuna nos sonríe en una noche de candela o las luces se apagan en medio de un choque de hormonas..los echamos en falta..Y este interruptor de la liberación sensorial no siempre se abre cuando se necesita. Requiere de práctica y control mental.

Ser los budistas más cañeros, abriros al mundo y dejar las encerronas mentales para noches filosóficas con vuestro amigo "yo". Probadlo esta semana y pronto comprobaréis que las mañanas son más brillantes y que las noches nos desvelan acertijos en el cielo.

Paz.