No hay frase más dañina en el mundo que un "No soy capaz de.." en boca de alguien que respeta sus sueños tanto como su propia realidad. Al fin y al cabo la libertad de imaginar no deja de ser una creación de nuestro cerebro. Y como toda obra de arte, existe (aunque todavía sólo opere en su mente).
Una no puede presentarse a un club de teatro, quebrando su cabecita con ideas autodestructivas de degradación hacia su persona o limitadoras de sus capacidades. Dejar que nuestra vocecita saboteadora de sueños se alimente de comentarios de personas que no tienen criterios para juzgar. No se puede consentir que a uno le arrebaten sus proyectos porque su mejor amiga no sea capaz de hacerlo.
Tenemos que saber que vivimos en un mundo en el que se premia a la mediocreidad y la mente científica, en el se han hecho perezosos muchos sentidos con fines sociales y otros purificadores de nuestro espíritu. Pero por suerte nuestra mente también se rodea de esperanzas e ideas brillantes que penden de un hilo y que con mucha convicción pueden ser salvadas y materializadas en nuestro día a día.
Esto no quiere decir que no aceptemos consejos y que conectemos nuestro cuerpo a una máquina para volar a la dimensión de Matrix. Es más importante saber a quien escuchar, conocer las situaciones por las que ha tenido que pasar nuestro interlocutor para llegar a sugerirnos su proposición que envolvernos en una marea de chismes que más que ayudar nos aturden y nos ciegan. Se trata de conocerla en relación con su grado de autoridad sobre esa materia.
Chicos y chicas, atreveros a soñar y a perseguir lo que queréis sin otro temor que el de abandonaros al mundo como un barco a la deriva. No os levanteis con el piloto automático, indagad y curiosear más allá de lo inimaginable.
El escenario de la vida ya está montado y ahora toca.. ¡actuar!
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