lunes, 18 de junio de 2012

El ancla de nuestros recuerdos

Regreso de mi pueblo y soy incapaz de recordar cada cambio que ha sufrido desde las últimas semanas hasta hace un par de años. Todavía se han quedado congeladas en mi mente aquellas piedras en forma de media luna dónde pasabamos las tardes de cara al sol, trazando nuestros planes maquiavélicos, asi como la casa abandonada que servía de refugio para nuestros juegos de adolescentes incontrolables.

Cada vez lo veo más claro, el número de anécdotas vividas por día es el ancla de nuestros recuerdos; o dicho de otro modo, cuantas más experiencias heterogéneas transcurran en nuestro entorno, mayor es el colorido y el detalle con el que rememoraremos el ambiente y la energía que nos rodeó.

Los veranos todavía siguen siendo calientes; pero, tambien se templan con la tranquilidad que inspiran personas que a pesar de no haber recibido la educación apropiada en su día, escuchan tus ideas sin pestañear y con ojos de querer absorver toda la sabiduría del mundo, un efecto que al parecer se incrementa con las italianas arquitectas de "puentes" de junio (guiño surfero).

Sin embargo; la apariencia de los lentos paseos costeros de principios de verano, las primeras conversaciones con reencuentros amigables y las buenas formas de las primeras visitas extrañas son sólo el entrante de un gran plato que habrá que digerir. Pronto llegarán las fiestas nocturnas en montes de acampada protagonizadas por masas humanas que emitirán aullidos clamando rock ´n roll y pies rebeldes que buscando rociarse con nuevas aguas y lejos de obedecer mi razón, acompañarán a mi instinto aventurero hacia tierras del mediterraneo oriental.

 Las imagenes se entremezclarán, el verano se tornará aún más caliente y cuando me pregunten por los lugares en los que he estado, hablaré de ellos tal y como los viví, sin poder separar en cada gota de mi pensamiento las personas y las emociones compartidas del contexto que me rodeaba. Siempre existirá esa playa con la misma brisa del levante, la cabaña agujereada del árbol, la casa abandonada..

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